NACIMOS PA´ SEMILLA: Alegato por el derecho a la Justicia

  • Publicado originalmente 08 de junio 2020 por los periódicos elplaneta.co y elbolivarense.co  

Por: Manuel Raad Berrío*

La humanidad ha entendido con sangre que si no hay justicia no hay paz; Poetas y Héroes nos han enseñado que existen dolores que no estamos obligados a soportar, que hay lagrimas que encienden el pecho para gritar, que son muchos los pueblos que nacieron pa´ semilla, pues “…donde cae una injusticia nace una revolución” y es de estas realidades que nace el primer derecho: el derecho a la Justicia, el derecho a exigir mi derecho, sin este derecho toda declaración jurídica no pasaría de ser demagogia.

Los Estados de Derecho en el mundo, con todas sus derivaciones y matices ideológicos, se proclaman como poblaciones que habitan territorios en los cuales la autoridad se ejerce en función del Derecho. Todos estos Estados, especialmente los que se precian de modernos tienen en común la aceptación de la premisa fundante que los ingleses llamaron “Rule of law”, y que en esas tierras se enseña masivamente a través de las historias del Rey Arturo de Camelot, que entre mito y realidad nos enseña que su “reino es fuerte porque sirve a la Ley”.

Estoy seguro que una traducción más apropiada para nuestro contexto sería “Derecho” o “Justicia” en lugar de “ley”… Servir a la Justicia, servir al Derecho, es la verdadera fuerza de la Autoridad, a eso se refería el Arturo de Merlín, que supera en esa historia el poder de la magia. En Colombia, un mensaje igual de poderoso nos dejó el General Santander cuando en 1821 pronunció: “…colombianos si las armas os dieron la independencia, solo las leyes os darán la libertad”, claro que algunos que no tenían la visión del procer, confundieron el instrumento con la misión, y perdieron el foco como quien confunde en beisbol el bate con la habilidad de batear. Este fetichismo inmaduro nos ha costado mucho en nuestra historia: confundir ley con Justicia, pues eso solo tiene sentido, si aceptamos que la ley injusta no puede ser ley.

Con ese propósito aparecen los Jueces en la escena, son los Jurisprudentes, o la Prudencia del Derecho, que para este caso podemos llamar la prudencia de la justicia, o mejor, la prudencia de la ley para que sea Justicia. Así de importante es el rol que deben cumplir nuestros jueces, y por eso se les conoce como Magistrados, compartiendo la misma raíz etimológica que los Magistris o Maestros, ambos significando “el más” en contraposición al Minister o “El menos”. ¡Tamaña dignidad encierra portar la toga!, tal como sacerdotes, su misión es asegurar que nuestro reino sirva a la Justicia.

Al entender esto no es difícil aceptar que la labor de los Jueces es esencial, y como tal debe ser permanente y persistente, pero nuestra realidad es otra, hoy la rama judicial está próxima a cumplir tres (3)  meses cerrada, sólo atendiendo tutelas y algunos asuntos penales, pero acaso ¿el gran universo de derechos que también tocan nuestras vidas están suspendidos? ¿no tenemos derecho a esos derechos?

Recordamos, por ejemplo, que los economistas han entendido que, si no hay Justicia, pronto dejará de haber confianza, y si no hay confianza, pronto dejará de haber mercado, luego si no hay justicia no habrá mercado, pues en este juego los instrumentos jurídicos hacen posible y potencian el milagro de la economía.  Es así, que el estudio de las regulaciones y el acceso a la justicia son el corazón del famoso informe Doing business, pero esa es otra discusión.  Aquí nos interesa especialmente llamar la atención sobre la urgencia de reabrir los servicios de Justicia en el país y de enfocar nuestro esfuerzo para asegurar su prestación permanente 365 días al año, 24 horas al día, en todo el territorio, sin excepciones, con calidad y oportunidad.     

A este propósito dediqué en 2008 el libro “Del Derecho Litigioso al Derecho Preventivo: hacia un sistema de Justicia Integral” y desde entonces gran parte de mi vida académica y de voluntariado ha sido pensando en la Justicia. Soluciones como la jurisdicción electrónica, la colegiatura obligatoria, el seguro contra mala praxis, la universalización de la asistencia jurídica, el tribunal y código único de ética profesional y la ampliación del sistema de control de constitucionalidad, son algunas de las propuestas a las que nos hemos dedicado, pero todas, sin excepción son propuestas que suponen la disponibilidad permanente y en todo el territorio de los servicios de justicia, pues si se suspende la exigibilidad de los derechos, por corto que sea el tiempo, se dispararán los abusos.

Es entendible que tengamos temor, que la amenaza del covid nos obligue a ser precavidos, y por eso debemos jugar despiertos y dispuestos, si hay una profesión en la que se puede teletrabajar es en la abogacía, y en esa misma realidad, si hay una rama del poder público en la que se pueden implementar tecnologías de informática y la comunicación es la Rama Judicial. Y esto no es cuestión de coyuntura, el servicio de Justicia viene funcionando mal, los medios institucionales de acceso a la justicia son insuficientes y en varios casos inoperantes. Esta es una realidad de a puño, la que le toca sufrir a cada colombiano que no puede o no encuentra el camino para la efectividad de sus derechos, una realidad que no debe dejarnos dormir.

Así, la transformación y reivindicación de la Justicia en Colombia, no sólo se representa en las mejoras salariales a los funcionarios de la Rama, se manifiesta especialmente en el propósito superior que los ciudadanos más débiles obtengan el pronto y efectivo restablecimiento de sus derechos cuando estos han sido vulnerados, también  que las decisiones judiciales reflejen sin lugar a dudas los altos ideales de la Patria, y que en todo el territorio nacional efectivamente la fuerza de la autoridad radique, como lo hubiera dicho el Rey Arturo, en servir a la Justicia… De lo contrario más vale que se confirme que en este pueblo “nacimos pa´ semilla”.

*Presidente y miembro fundador de la Red Latinoamericana de Gobierno, Derecho y Nuevas Tecnologías – ALGDETIC, Primer Vicegobernador Distrito F2 de Clubes de leones; Director Club de Leones Cartagena de Indias Monarca; Consultor Senior en Raad Berrío e hijos; Profesor universitario.

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